La mayor generación actual viviente es la conocida como millennials, es decir, jóvenes entre 23 y 35 años, y ellos son quienes actualmente están dominando las empresas. Constituyen más del 50 por ciento de los empleados y están llegando a las gerencias sin suficiente talento directivo, además de no estar capacitados formalmente en las mejores prácticas de administración. También carecen de algunas experiencias profesionales, es decir, los años de trabajo necesario para formarse un estilo de liderazgo. Como resultado, existe un aumento significativo de errores, y estos son los cuatro más comunes:
- Incapacidad para proporcionar retroalimentación constructiva.
Puede ser difícil e incómodo dar retroalimentación a sus compañeros sobre su rendimiento, especialmente cuando éste es negativo. Los directivos millennials jóvenes temen no ser tomados en serio, y peor aún, están preocupados por el impacto que tendrá en su capacidad de mantener una relación de amistad con el empleado.
2. Incapacidad para manejar su estrés y mantener las emociones bajo control.
El aumento de presión y las responsabilidades de dirigir un equipo puede estropear los horarios para el trabajo, la familia y el ocio. El hacer malabarismos con su propio puesto de trabajo, además de dirigir el de los otros, le resultará completamente abrumador al principio, y podría dar lugar a explosiones emocionales o por el contrario, quedar en silencio durante un periodo largo, enfermarse o incluso llorar.
3. Selección de los compañeros de equipo basado en la simpatía en lugar de las habilidades y capacidades.
A los millennials les encanta trabajar en equipo e interactuar alrededor de otras personas que le hagan sentirse más cómodos y comunicados, y que se parezcan más a ellos. Prefieren esto en lugar de aprender a trabajar con todas las personalidades y elegir a los compañeros de equipo en función del perfil para el puesto para favorecer la diversidad y la eficacia del equipo.
4. No saber cómo participar en el conflicto para llegar a la solución.
Los millennials tienden a evitar el conflicto a toda costa. Por ejemplo, prefieren elaborar un texto muy difícil, en lugar de discutirlo cara a cara, y como resultado sus habilidades de resolución de conflictos son insuficientes. También es más difícil para ellos manejar situaciones intensas en la oficina, lo cual redunda en el desempeño efectivo y eficiente.
Las empresas que planeen promover a la generación del milenio, debe centrarse en ofrecer formación para la administración desde el principio, proporcionarles aprendizajes a través de experiencias prácticas para obtener resultados de líderes, y construir la lealtad. Esto les gustará a los millennials, ya que, a diferencia de generaciones anteriores, ellos no ven el entrenamiento y la formación como un signo de debilidad, sino más bien, como un camino hacia la grandeza.